Me tiembla la voz, me sudan las manos, cambio de color, me aterra quedarme en blanco… “¿Cómo voy a hablar yo en público si lo paso supermal?” “¿Cómo puedo hacerlo si muero de nervios?” Y, encima, “si es delante de una cámara… me entra PA-VOR”.
Estas frases las escucho de manera recurrente en muchas de mis charlas y mentorías.
Pero, vengo decidida a quitarte el miedo. Porque estar nervios@ no puede ser un obstáculo para hablar en público. En estas líneas me gustaría darte algunos consejos para que no le des tanta importancia al hecho de ponerte nervioso y te tires a la piscina.
Así, sin excusas.
He escuchado y visto de cerca muchos casos de personas que pierden oportunidades por no verse capaces de defender un proyecto o de exponerse delante de clientes o autoridades importantes.
Por eso quiero darte cuatro razones por las que mostrarse nervios@ no solo no es malo, sino que es positivo.
Así que… lo siento, baby. Tener nervios ya no te va a servir de excusa para evitar hablar en público. Tendrás que buscarte otra.
Vamos al lío.
1. Los nervios son normales y positivos.
Lo primero que quiero decirte es que lo que te pasa ES NORMAL. Te encuentras entre la gran mayoría de la población. De hecho, el 80% de las personas del mundo desarrollado sufren glosofobia. Es decir, tienen miedo a hablar en público. Porqué, en general, hablar en público no es innato, se tiene que aprender. Y, como nos da miedo y queremos ser aceptados en comunidad, enfrontarnos al reto nos impone mucha presión.
Queremos gustar a la gente.
“¿Y si notan que no domino el tema? ¿Y si me hacen una pregunta y no la sé?”
2. Demuestras interés y respeto a tu público.
Tener nervios es sinónimo de que te importa lo que estás haciendo. Demuestra respeto por tu público.
Te preocupa hacerlo bien, y eso bueno.
Además, no nos gusta la gente sabelotodo y prepotente. De hecho, las personas nos alejamos de aquellos que nunca se equivocan y conectamos menos con las personas “aparentemente” perfectas.
Por ello, es importante que dejes fluir este tipo de pensamientos sin que te bloqueen. Debes ensayar y prepararte.
3. La mayoría de tu público empatizará contigo.
¿Recuerdas que el 80% de las personas sienten el mismo miedo que tú? Eso quiere decir, que la inmensa mayoría de las personas que te escuchan empatizarán contigo. Porque, ya sabes, no queremos Dioses.
Lejos de lo que has pensado hasta ahora, y por lo que has evitado pasar a la acción, los nervios te acercarán a tu público.
4. Te será más fácil evitar críticas. La primera vez, no va a salir perfecto.
Tiene que haber un primer día y el primer día no siempre sale del todo bien. Y, si no, piensa, ¿cómo fue el primer día que condujiste un coche? ¿Y el primer día que hiciste el amor?
Por ello, cuando te pregunten por algún tema y dudes de la respuesta, transmítelo sin complejos: “Esto que me preguntas, ahora mismo, no lo sé. Pero, no te preocupes, lo buscaré para darte una respuesta”.
Desde una posición cercana e, incluso, humilde, te será más fácil evitar críticas o, si hay, encajarlas mejor.
Permítete equivocarte.
Tanto si vas a hablar ante una cámara como si no, permítete equivocarte. Si te proyectas pensando que parecerás una estrella de televisión, ya te lo adelanto: te vas a frustrar. Seguramente, te falten horas de ensayo a la espalda y aún debes experimentar la sensación de las primeras veces.
¿Cuándo debes preocuparte por los nervios? Y cómo puedes solucionarlo.
Se te encallan las palabras.
A veces, los nervios pueden hacer que no se te entienda, ya que no terminas las frases o tartamudeas. En la mayoría de los casos, es probable que esta dificultad la sobrepases durante los dos primeros minutos de speech.
Además, ahora que tienes menos presión por fingir que no estás nerviosa, la cosa mejorará. No vas a estar 20 minutos tartamudeando o con la voz temblorosa, a no ser que se junten una tras otras, una serie de catastróficas desdichas.
Consejitos:
- Los primeros minutos de tu presentación, prepáratelos mucho.
- No empieces a hablar de algo complejo.
- Habla de forma cercana, no muy técnica (evitarás palabras difíciles en las que es más fácil trabarse).
- Consigue que sonrían durante los primeros segundos.
- Si crees que se te van a notar mucho los nervios, verbalízalo.
- Piensa que irás calentando conforme vayas hablando.
Te quedas en blanco.
¿Qué podemos hacer si tendemos a pensar que nos podemos quedar en blanco?
Consejitos:
- Prepara, prepara, prepara. Y vuélvetelo a preparar.
- Ten a mano un papel con un pequeño guion (solo con las palabras clave) y las ideas principales. Por si te interesa: 5 claves para memorizar tu speech. https://www.instagram.com/p/COIXkstlSfv/?utm_source=ig_web_copy_link
- Si te has preparado lo suficiente y dominas el tema, te será fácil encontrarte si te pierdes.
Quieres que se trague la tierra.
Si cuando te expones, te haces pequeño, pequeñito, y tiendes pensar que eres menos que los demás, lo primero que tienes que hacer es un trabajo interior.
¿Piensas que para hablar ante un público tienes que saberlo todo? Quizás esa creencia te está bloqueando, porque aún no te sientes preparado…
Borra las creencias que te están limitando para hacerlo.
Y grábate a fuego: Cuando alguien sube a un escenario o publica un vídeo, no se cree que sabe más que los demás (al menos no en todo), no va de listo.
Solo se libra de equivocarse, aquel que no hace nada. Quien no camina, no se cae.
Recopilando, tener miedo a hablar en público es normal, pero, además, es positivo.
Tener nervios es sinónimo de que te importa lo que estás haciendo, el público empatizará contigo y te ayudarán a conectar mejor.
Eso sí… ensaya bien tu discurso o presentación y, recuerda: siempre hay una primera vez.
Y si quieres deshacerte de las barreras que te están impidiendo pasar a la acción y emepezar a grabarte, te he preparado esta Masterclass gratuita.